domingo, 7 de enero de 2007

Cuando mamá y papá se separan



El unirse en una relación de amor, el escoger una persona para siempre, conlleva necesariamente una complementación. Involucrarse en un proyecto que inevitablemente queremos que tenga solo triunfos, solo vivencias maravillosas. Esta forma de unir lazos, es lo que muchas personas deseamos. El querer construir una familia. Tener hijos, aprender día a día una experiencia nueva. Pero muchas veces esta historia de amor no tiene un final feliz. Y a pesar de que no queremos fracasar en esta empresa, a veces hay cosas que no podemos evitar , por más que tratemos de mejorarlo.
Cuando el vínculo de la pareja se quiebra son muchos los que se ven afectados por ello. La separación de la pareja y el fracaso de un proyecto tan importante, supone un proceso de duelo (inevitable) que hay que atravesar. No todos logran capitalizar las experiencias que les toca vivir de modo similar. Por eso no es posible establecer generalizaciones que resulten válidas. De esta forma se hace esperable observar algún tipo de manifestación (angustia, dolor, tristeza, enojo, bronca, todo tipo de malestar, etc) Esa ruptura del vínculo de la pareja parental afecta a otros, a los niños, que están obligados a ser partícipes o en algunos casos protagonistas de una situación indeseada. También hay consecuencias posibles para ellos en todos los ámbitos, sus relaciones con los demás, sus procesos educativos, sus emociones y sentimientos, su forma de ver el mundo y relacionarse con él , y las formas de manifestar esta actitud de cambio importante son diversas. Todo lo que ocurra estará teñido por el modo en que se viva la situación en el seno familiar. Hay familias que pueden hablar de lo que les duele y sufren, para intentar distintos modos de repararlo; otros simplemente logran transcurrir sin ponerles palabras , subestimando y hasta ocultando lo que ocurre. La solución solo se encuentra en el adecuado y respetuoso uso de la palabra, que tiene el poder enaltecedor de cada acto humano. No existen recetas mágicas, no hay soluciones fantasmas, solo se requerirá mucho amor y paciencia , fundamentalmente, capacidad de comprender cuanto lo afecta todo lo que esta viviendo, y tolerancia al tiempo de comportamiento que comience a manifestar. No es un proceso corto, más bien es un período que no tiene distancia ni tiempo definido, no sabemos en que momento claramente comienza y cuando tendrá un fin . Es un gran desafío. El niño querrá abrigarse en el afecto que eres capaz de brindarle. Tratemos solo de entregar este afecto que para él hoy está dividido, pero que tiene la misma importancia que ha tenido siempre. Puede que este enojado, triste, pero de todas formas quiere sentir el abrazo caluroso e incondicional de aquellos que a pesar de hoy no estar juntos, son quienes le han entregado la vida, y que a pesar de las distancias seguirán dándosela día a día.






Jardín Infantil Pequitos

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