domingo, 7 de octubre de 2007

Autismo




Uno de los temas que particularmente me interesa, por los procesos de integración que he vivido, es el “Autismo”. Recuerdo que como educadora, nunca estuve cerca de estos niños, hasta que hace dos años atrás integramos niños con este síndrome. Sobre este tema hay mucho que contar y más aún por investigar. Pero quisiera dar comienzo a estos textos con algo que encontré en un libro llamado “Autismo, enfoques actuales” y que explica muy bien la forma de ver este mundo.

“A las aladas almas de las rosas, del almendro de nata te requiero que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma compañero.”
Miguel Hernández.


“Como le suele suceder a los niños pequeños, para los que una caja cerrada es una compulsión inevitable de exploración y desvelamiento de un misterio, nos sucede a nosotros con la opacidad del autismo: nos desafía, desde su trágico silencio, con una atracción ineludible. Sentimos que hay algo que tenemos que abrir.
Como si fuera un Everest, nevado, inmenso, indiferente y lejano, el autismo nos desafía. Tenemos que hacer algo para poder acompañar en su desarrollo al niño al que la naturaleza parece haber sentenciado a una condena de soledad inevitable. Tenemos que evitar en lo posible que esa condena se haga efectiva. Tenemos que inventar, con todo nuestro ingenio, la manera de abrir la puerta. Sentimos que ese niño es humano y que no puede desarrollarse como si fuera una monada o un organismo inferior, cuya ontogénesis se reduce al despliegue de la maduración solitaria prevista por la naturaleza. Y, si es un niño humano, solo podrá desarrollarse en interacción y compañía, elaborando e interiorizando interacciones humanas en forma de funciones mentales intrapsiquicas”

Ángel Reviére (1997)




(La escuela especial con la cual trabajamos el proceso de integración se llama "Hans Asperger")



Compartiendo con los tíos y niños de la escuela

No hay comentarios: