domingo, 9 de mayo de 2010

Feliz día querida Mamá

Nunca habrá elogios suficientes para la mujer que es madre.
Ella engendra y transmite. Ata el pasado con el futuro. Da continuidad a la historia de la humanidad. Ejerce la función del amor comunicativo. Encarna el misterio de la vida. Recibe y entrega. Ensancha el mundo material y el mundo espiritual. Embellece el universo. Sin embargo...
Si la madre entiende la maternidad como una misión que la liga exclusivamente a la generación y educación de los hijos, no es realmente madre, sino mujer a medias; se queda ciega para advertir sus otros compromisos y deberes. Esto pasa cuando para la madre sólo existe el hijo, y nada más, y nadie más.
La mujer que es madre, es también esposa, hija, hermana, amiga, ciudadana, miembro de una comunidad... Por eso, al mito de una maternidad que sólo es instinto de madre, hay que oponer la verdad de una maternidad que es concepto responsable: no la madre que se cierra en torno a sus hijos, sino la madre que por sus hijos, se abre a los demás.
Si la mujer que es madre sabe jerarquizar todas estas relaciones y deberes, lejos de disminuir su misión maternal la complementa y la enriquece.
Hay una maternidad que alienta: cuando la madre se enclaustra exclusivamente en sus hijos. Hay una maternidad que libera: cuando la madre precisamente por entregarse con responsabilidad luminosa a sus hijos, cuida y ama y trabaja en favor de su propia responsabilidad, de su entorno y del mundo.
Es por eso que cada madre debe volar para su hijo y por su hijo….volar, pero más que nada, por ella misma
Jardín Pequitos

















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